lunes, 4 de enero de 2010

PRIMERA FASE

Esta experiencia es trasladada hacia el año 1.989, a la Asociación cuando se inicia, una la fase previa a la incorporación de los chicos/as a los talleres prelabórales, denominada Año Cero.

En esta fase se pretendía trabajar aspectos relacionados, sobre todo con las actitudes, para ello lo primordial era realizar un trabajo personalizado con cada joven a través de espacios educativos que favorecían poder trabajar las carencias culturales de los jóvenes y tratar de disminuirlas y a través de los talleres creativos poder trabajar hábitos de trabajos, y aspectos de desarrollo personal. Todo ello se complementaba con dinámicas de grupo y convivencias.

En este periodo se desarrollaron, en algunos casos o se probaron en otros, diferentes Talleres Creativos: Cerámica, Cuero, Telares, Pintura, Fotografía, Dibujo y Color, Danza.

Ya en el 1994: para los educadores de Acogida (denominación posterior a Año Cero) los talleres creativos son una de las herramientas principal de trabajo. Se les otorgaba una importancia capital (sin dejar a un lado las demás áreas de trabajo).

Nos preocupaba que los talleres creativos fueran considerados como espacios para realizar trabajos manuales, desde un punto de vista no valorativo de este término. Las manualidades entendidas como entretenimiento, con un bajo contenido técnico, que cualquiera puede hacerlo y trasmitirlo con un mínimo de habilidad. No hace falta una preparación ni profundizar demasiado en las técnicas, es algo artesanal que nunca puede ser un medio en sí mismo para estos chicos, a no ser que hablemos de preparaciones artísticas universitarias, que no están al alcance de estos chicos/as.

Este era el debate que preocupaba en aquellos años. Los educadores (que por cierto, todos desarrollábamos un taller) entendíamos que había que controlar muy bien las técnicas de trabajo. La nuestra era una tarea creativa y la creatividad hay que cultivarla, solo así se puede trasmitir a los chavales. Lo cierto es que nos formábamos, para estar más preparados, pero intuíamos que había que dar otro paso, aunque no vislumbrábamos cuál.

Los talleres se organizaban en torno a una metodología que duraba todo el proceso del joven en acogida. Pasando por los tres talleres estables, Cerámica, Cuero y Color, se trabajaba de forma individual una parte técnica que implicaba un proceso gradual de aprendizaje:

· aprendizaje de técnicas básicas,

· elaboración de pequeños objetos,

· piezas más complejas.

Y en la que se abordaban aspectos relacionados con el desarrollo personal de los chicos/as:

· Mejora de la autoestima

· Habilidades frente al trabajo.

· Tolerancia a la frustración.

También se trabajaban aspectos de grupo que no incluyen una parte técnica, solo de desarrollo Personal:

· Respeto al trabajo del compañero.

· Cooperación

Hacia 1.998: Se realiza un intento de organizar una metodología de trabajo, encaminada a poder hacer más consciente a los jóvenes de la idea de proceso en la creación de una obra. Para ello se establecen unas pautas a seguir donde tiene especial importancia la evaluación de todo este proceso.

· Elegir una obra.

· Realización de un boceto en papel.

· Realizar un patrón.

· Desarrollo de la obra.

· Evaluación de la obra.

Este avance metodológico se logro implantar como un hábito relativamente continuo en el día a día y de forma más firme, pero no se logro dar con una forma y unas herramientas que permitieran lograr una buena evaluación de la obra.

Texto realizado por Esperanza Martín

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